El corazón de Jesús

20 Julio, 2004
El corazón de Jesús
RAmon Rocha Monrroy escribe sobre El corazón de jesús

El corazón de Jesús

julio 20, 2004Publicado el:  4 min. +  -

El corazón de Jesús Ramón Rocha Monroy Marcos Loayza nos jugó una buena con el título de su película más reciente, "El corazón de Jesús", porque no se refiere a una de las advocaciones más veneradas del Señor, sino al músculo cardíaco de un empleado público llamado Jesús, que sufre un infarto. Pero la historia, que deambula por los registros de la comedia y el humor, entraña también un drama profundo, existencial, de un hombre sometido a un sistema que lo dejará en libertad condicional sólo a costa de su muerte, aunque sólo sea muerte civil.

El corazón de Jesús

Ramón Rocha Monroy

Marcos Loayza nos jugó una buena con el título de su película más reciente, "El corazón de Jesús", porque no se refiere a una de las advocaciones más veneradas del Señor, sino al músculo cardíaco de un empleado público llamado Jesús, que sufre un infarto. Pero la historia, que deambula por los registros de la comedia y el humor, entraña también un drama profundo, existencial, de un hombre sometido a un sistema que lo dejará en libertad condicional sólo a costa de su muerte, aunque sólo sea muerte civil.

Asombra el camino que ha recorrido Marcos Loayza desde "Cuestión de fe" hasta "El corazón de Jesús", porque ésta, a diferencia de su obra anterior, cuyos personajes están llenos de fe y de esperanza, es una obra descarnada y desesperanzada. En buenas cuentas es una profesión de falta de fe en el futuro, y eso es lo más desgarrador y triste de la película.

Jesús Martínez es un Khencha Terán, un hombre triste y solitario que parece bailar en toda la película el Tango del Viudo. La sobria y contundente actuación de Cacho Mendieta prueba una vez más que un cómico, un humorista, tiene poderosa vocación para el drama y la tragedia. Su gesto adusto y su cara de palo realzan el ph ácido con que ha sido escrito el guión, que tiene frases sentenciosas y memorables, y sin embargo tomadas de las formas de expresión más cotidianas. Presionado por la mafia financiera, por los cobradores, por el médico, por su propio destino, sólo es capaz de salvarse a través de la negación virtual de sí mismo; pero su liberación tiene un sabor amargo. No le da la gana de morirse, pero la vida que escoge ¿vale más que la muerte?

¿Por qué este mensaje tan triste y sin embargo tan cotidiano? Loayza es un narrador pleno, profunda y desconsoladoramente humano. Su apuesta por la vida cotidiana y por los personajes más comunes y despojados de hiperrealismo, es una lección para cualquier narrador, sea literario o cinematográfico. Teje la trama con soltura y da chance al director artístico, porque los hombres y mujeres del elenco actúan con excepcional naturalidad. No hay sobreactuaciones teatrales y la música realza con fina sobriedad los pasajes más importantes. Claro, se reunieron tres grandes músicos: Óscar García en la composición, Oldrich Halas en los arreglos y Augusto Guzmán, director de la Camerata Concertante, en la ejecución. El resultado es digno de figurar en letras notorias tanto en los créditos como en el afiche.

¿Pero, por qué este periplo tan triste de Jesús Martínez? Uno diría que es como esos personajes melancólicos y derrotados que creó Juan Carlos Onetti en el Uruguay derruido por las dictaduras y la crisis. Quizá por eso parezca una alusión a la ausencia de futuro y de esperanza en un país demolido por sus propios gobiernos.

Quizá lo mejor y más personal de Marcos Loayza es que narra cinematográficamente su propia obra. El suyo es un cine de autor. Hay ya una óptica Loayza reconocible, siempre llena de amor e ironía, pero en este caso una ironía macerada en una taza de café amargo.