Sundance selecciona películas de la región para las secciones World Cinema y New Frontier
21 Diciembre, 2021
Publicado en Página Siete.
Paz Monasterios / La Paz
No todo el mundo encuentra su vocación a los 20 años, ni todo el mundo identifica sus talentos a la primera oportunidad. Prueba de ello es Alejandro Loayza Grisi, quien tuvo que pasar por Comunicación, Publicidad y Diseño Gráfico antes de encontrar su verdadero llamado: el cine. “Hice mucha fotografía, empecé a grabar videos, a trabajar con mi papá y quedé atrapado por el cine”, explicó el paceño de 35 años.
Su papá es Marcos Loayza, el director y guionista boliviano, reconocido por películas como Averno y Cuestión de Fe. En un principio Loayza Grisi empezó como director de fotografía hasta que se lanzó con el video Bored and Sad del grupo Efecto Mandarina. Así comenzó su primera experiencia como director.
Casi seis años después se prepara para estrenar Utama, su ópera prima como escritor y director. “Toca temas que creo son importantes hablar hoy en día, como el cambio climático, la migración, la aculturación y todo eso, en un contexto de una vida familiar pequeña, íntima, de una pareja de ancianos que reciben la visita de su nieto”, detalló.
Santos Choque, Luisa Quispe y José Calcina son quienes darán vida a este drama ambientado en el altiplano boliviano, que aún no tiene fecha de estreno.
Todo el proceso tomó más de tres años en gestarse. Después de la primera idea, vinieron los primeros borradores de guion y a éstos le siguieron tres laboratorios de cine en Nantes (Francia), Cuenca (España) y Cerdeña (Italia), a los que Loayza Grisi asistió con su hermano Santiago, que es el productor de la cinta.
“Hemos ido haciéndolo crecer juntos. Le pasaba versiones de guion, él me hacía observaciones, me daba ideas. Nos llevamos muy bien y cada uno tiene un rol importante en la película, entonces somos dos jalando para arriba”, contó el cineasta.
El rodaje, sin embargo, se dio durante un peculiar momento en la historia boliviana: octubre y noviembre del pasado año. “Hemos tenido un par de dificultades. Cosas y personas que no podían llegar, pero en realidad estábamos aislados en el municipio de Colcha K. Realmente ahí no se sentía nada, todo tranquilo, pero obviamente teníamos la angustia de no estar aquí, de no poder hacer nada. Angustia e impotencia, estábamos pegados al celular”, admitió.
Loayza Grisi es consciente de que a diferencia de muchos otros cineastas, él no tiene formación en dirección de cine, ya que todo lo aprendió “en cancha”, pero sabe que su experiencia al trabajar con su papá es invaluable.
“El trabajar con él es como tener a tu maestro cerca. Mucho de lo que sé de cine es gracias a lo que me ha enseñado. Será inevitable que compartamos una manera de ver el cine y, por ende, una manera de hacer cine”. Sin embargo, al paceño no le preocupan las expectativas que puedan recaer sobre él. “Creo que cada uno tiene su camino y no hay por qué comparar ni esperar nada. Yo soy otra persona”, destacó.
De esta forma, el cineasta forma parte de una industria que él mismo califica de creciente. “El cine boliviano está creciendo mucho. Hay muchos cineastas en esta nueva generación y hay un empuje natural. Van a salir muchas películas muy diversas y eso genera diálogo, genera debate”, opinó el paceño.
“Creo que ahora es un buen momento para que el apoyo a la cultura sea una política de Estado, porque no sólo el cine, sino las artes en general en Bolivia están en la pista de despegue y podemos o quedarnos ahí o finalmente despegar”, agregó.